Los sentimientos reprimidos, negados o despreciados, son las cargas del pasado.
Todos tenemos dificultades en gestionar los sentimientos, especialmente aquellos que nos duelen, molestan o despreciamos, hacemos lo que hemos hecho siempre, lo que nos han enseñado o hemos aprendido con dolor. Reprimir un sentimiento no lo inhabilita, sigue creando negatividad hasta que lo gestionemos. Lo único que sucede es que nuestro pensamiento es bombardeado por negatividad y no queremos ver de dónde viene.