Sobre el dolor Crónico

Un apunte sobre el dolor, la medicina convencional rechaza nuestro abordaje porque este se basa en la teoría de que los síntomas físicos pueden producirse por fenómenos emocionales, en Alineación Consciente lo comprendemos del modo que expongo a continuación. En primer lugar el dolor es un efecto, y si quieres tratarlo debes buscar su causa y su origen, el dolor crónico es el más común o esos dolores que te afectan espontáneamente, sin ninguna causa aparente, dolores que no te matan pero tampoco te dejan vivir; en realidad la mayoría responden a un sentimiento reprimido, a una vivencia de agresión dolorosa que viviste en su día, habitualmente en tu juventud más temprana, y al odio y rabia almacenados en tu interior, coexistiendo con tu voluntad de no volver a experimentar esa vivencia.
Las causas también pueden tener su origen en el estrés, la ansiedad, la competitividad y las exigencias de la vida actual. Otro factor a tener en cuenta entre las causas generadoras de dolor es la presión autoimpuesta en ser perfecto, bueno, atento, educado, etc.. Su intensidad será proporcional al grado de agresión infligida a tu naturaleza, el dolor es inevitable, pero lo puedes gestionar para evitar el miedo y el sufrimiento, o el dolor crónico.
El dolor te indica que algo va mal, que has rebasado un límite, y la deficiente comunicación con tu cuerpo físico impide que sepas con claridad las causas del dolor, por lo tanto, lo denominamos sin causa aparente, que tiene su origen en tu mente, esta realidad dificulta que puedas actuar para corregir la agresión, pues no sabes de donde procede. Para encontrar soluciones debes dar un enfoque holístico y sumergirte en tus emociones y la gestión que haces de ellas. Buscar y comprobar tus niveles de ira, odio, culpa, humillación, depresión, ansiedad y alinearlos para impedir que se desborden y estallen propiciando un estado de dolor físico.
Una de las causas del dolor crónico más común proviene de lo que denominamos estructura social que está llena de presiones, estrés, amenazas, sugestiones, y competitividad, además el sistema social se basa en el grupo organizado y jerárquico, familia, clan, tribu, etc., con sus leyes, creencias y códigos morales.
Es probable que tu familia decidiera, incluso antes de que nacieras , sobre lo que vas a ser sin importar tu propia voluntad, está agresión a tu ser que todos hemos recibido en un grado u otro, motiva cierta tristeza por la injusticia que representa, y que con el tiempo se convertirá en ira y en rabia por la incapacidad de expresar el ser que eres, y obligado a aceptar el rol que te ha adjudicado la familia, esta situación te obliga a aceptar vivir con tu agresión y tu dolor toda tu vida, un dolor no localizado en ningún sitio concreto, y solo terminará si consigues liberarte de esa agresión, comprender el rol y ser quien eres. Por contra si aceptas el rol, aceptas el dolor en tu vida y abres la puerta a experimentar el dolor crónico con más intensidad de lo que sería recomendable.
Con el paso del tiempo el ser que eres despierta y se enfrenta al rol que te han adjudicado, una batalla que hay que saber lidiar para no traer más dolor a tu vida y enfrentamiento con la familia y la sociedad. Está vez hay dos vías distintas, una el dolor que sientes de la agresión que recibe tu naturaleza, infligido por el rol que has aceptado y que puede llegar a ser insoportable, además si sumamos el sentimiento de culpabilidad social por no cumplir con el rol impuesto y aceptado, este dolor es de los que llamamos crónico de los que no matan pero no dejan vivir. Por otro lado, si decides ser el que eres y te enfrentas al rol en modo rebeldía y agresividad, la respuesta de este, arropado por todo el sistema social y familia, puede llegar a ser insoportable, esta situación es preferible evitarla, consume tu energía y te colma de dolor e insatisfacción, simplemente por no comprender la vivencia y obrar en consecuencia para resolver el conflicto, no sus efectos y gestionar los cambios necesarios para lograr la paz, el equilibrio y el bienestar.
En mayor o menor medida puedes vivir esta situación y te adjudicas como socio de vida el dolor, al negar tu naturaleza, e impedir el proceso natural de crecer, evolucionar y expandirse. Prefieres mantenerte en la denominada zona de confort, sosteniendo este dolor crónico asumible, hasta que llegado un día que es somatizado en en una parte de tu cuerpo físico sin causa aparente y se transforma en un obstáculo para tu vida.
El dolor físico, con causa aparente, aparece en cualquier momento que una parte de nuestro cuerpo sufre una agresión, un golpe, un corte, una torcedura, etc., en estos casos el dolor es inevitable y será tan intenso como fue la agresión, en muchos casos el dolor está presente hasta que la zona afectada se recupera totalmente, en otros casos ese dolor será más duradero o aparecerá de nuevo repentinamente con los cambios climatológicos, o cualquier otra excusa y sin agresión aparente y obligado a sufrir ese dolor de por vida. El motivo de la persistencia del dolor es que en su origen, la vivencia primera, te resististe al dolor, no lo aceptaste y además deseaste no volver a vivir esa situación, creando con tu deseo una versión de ti que te proteja de vivir de nuevo esa situación, impidiendo alcanzar la comprensión de la causa y el origen, la ira, y el resentimiento almacenados en tu interior.
El dolor emocional es denominado así por qué su causa es una emoción, las emociones que más dolor generan son la humillación y la culpabilidad, puede ser dolor generalizado o localizado en cualquier parte del cuerpo, es un dolor que no responde a ninguna causa aparente, actúa desde el subconsciente y no percibes la causa. Tus sistemas de creencias generalmente son los impulsores y en función de tus creencias y necesidad de castigo, te infliges dolor para aliviar la carga de humillación o la culpa. Para liberar estos elementos es necesario una profundización en tus creencias, valores, hábitos y costumbres para en primer lugar desarraigar la necesidad de castigo. en segundo lugar tratar la causa que lo genera y su origen.
El dolor mental lo creas con tu actitud frente a la vida, tu autoexigencia, si te castigas constantemente, tiendes a inferiorizar todo lo que eres o te dedicas a insultarte frecuentemente, no tardarán en aparecer la humillación y la culpa con sus respectivos dolores en la parte del cuerpo que corresponda. Estos dolores tienden a desaparecer si te detienes, a comprobar por ti mismo, si realmente eres culpable o te sientes humillado.
A menudo las creencias que absorbiste de tus padres son las que generan estos dolores, ya que decidiste creer en eso sin comprobar nada. Los arquetipos que has adoptado también colaboran con su ruido mental a fomentar esa perturbación.
Muchos de los dolores que no tienen una causa aparente, son efectos y son derivados de tu subconsciente por conflictos emocionales pendientes de solucionar que con un trabajo de autodescubrimiento personal puedes hallar solución o modificar su intensidad hasta encontrar su origen, liberandote de la esclavitud al dolor.
Ahora voy a explicar de un modo más práctico y sencillo el artículo que acabas de leer.
El tratamiento del dolor o cualquier otra circunstancia que este perturbando la vida de nuestros clientes, es abordada en procesos de Alineación Consciente, que a continuación describo con mayor detalle. El proceso consta de seis sesiones online individuales de 90 minutos, utilizamos el coaching y las técnicas de alineación consciente para relajación, gestión emocional y liberación.
Voy a describirte brevemente el proceso que seguirás si decides realizar un proceso de liberación emocional o cualquier objetivo que necesites.
En la primera sesión fijamos tu objetivo y te enseñamos la técnica de relajación para aquietar tu mente. La técnica de entrega para gestionar emociones y la técnica dejar ir, para liberar contenidos guardados, almacenados o restringidos.
En la segunda sesión utilizamos coaching y practicas la aplicación de las técnicas de alineación en contenidos de superficie pero relevantes para tu mejora personal y que van aflorando en el proceso de la sesión de coaching.
En la tercera sesión el proceso de coaching profundiza en la búsqueda de la causa y el origen de tu perturbación, haciendo aflorar al consciente la vivencia que es necesario alinear.
En la cuarta sesión trabajas los contenidos creados y almacenados en tu interior que son necesarios liberar para completar el proceso de liberación.
En la quinta sesión trabajas hábitos y costumbres instaurados por tu posicionamiento con respecto a la vivencia y decides, cual va a ser tu actitud a partir de ahora.
En la sexta sesión repasamos todo el proceso por si queda alguna comprensión que realizar, anclamos las compresiones y tus decisiones, para afianzar tu cambio y mejora.
Para que ser más explícito voy a relatarte dos procesos que fueron muy relevantes para mi en su día, ya que sucedieron en los inicios de establecer esta técnica, y después de más de veinte años de profesional los recuerdo como si fuera ayer. En uno veremos la negación de un cliente y en el otro mi falta de confianza en el proceso.
El primero fue una clienta de unos 55 años con un dolor terrible en la zona lumbar de la espalda sin causa aparente y cuando hacia acto de presencia la inmovilizaba y no podía ni levantarse de la cama.
Me expuso el tema y propuse hacer un proceso de liberación emocional para encontrar la causa y el origen de ese dolor, Aceptó e iniciamos el proceso, realizamos las dos primeras sesiones todo fue correcto, aprendió las técnicas a la perfección y realizamos las prácticas con contenidos superficiales de un modo muy satisfactorio y experimentó una leve mejoría.
En la tercera sesión cuando comenzamos a profundizar, afloró una relación matrimonial anterior a la actual en la que hubo abusos, vejaciones, infidelidades y malos tratos, y con una separación traumática. La clienta se cerró en banda negándose a reconocer los hechos y las emociones y pensamientos estancados y reprimidos que eran la probable causa de su dolor.
Alegaba que ese tema ya lo había trabajado y que lo tenía superado, que no necesitaba trabajar más ese tema. Ante la rotunda negación le propuse terminar la sesión, ya que no podía seguir ayudándola y que nos pondremos en contacto a la semana siguiente para saber si había cambiado la situación.
La mujer un poco disconforme abandonó la sala, y me dispuse a preparar la siguiente sesión.
De pronto se abrió la puerta de la sala con cierta brusquedad y asomo la clienta con el bolso en una mano y el abrigo en la otra, con rostro enfurecido y exclamó mirándome fijamente a los ojos, ¡Era un cabronazo! ¡Menudo cabrón! y me hizo mucho daño. Amablemente la invite a sentarse, calmarse y continuar la sesión. le pregunté porque había decidido volver y me comentó que mientras realizamos la sesión no sentía el dolor, que no le molestaba, al salir y recoger su bolso y su abrigo para marchar le invadió un dolor terrible y con un enojo latente, le dijo al dolor no te acepto más, ni se te ocurra venir a molestar. De pronto sentí que debía continuar la sesión y solucionar el tema de mi exmarido. Ese mismo día quedo todo liberado experimentando una mejoría notable en su sensación de dolor.
En la cuarta sesión trabajamos con los contenidos almacenados, ira, odio, rabia, venganza, sufrimiento. Pusimos todo en proceso de liberación. el dolor continuaba remitiendo a una simple molestia.
En la quinta sesión trabajamos los hábitos y creaciones mentales, así cómo las costumbres establecidas cuando siente un dolor en cualquier parte del cuerpo y cómo debe actuar a partir de ahora.
En la sexta sesión repasamos todo el proceso por si había quedado algo por trabajar y lo cerramos con una liberación total del dolor.
El siguiente proceso fue muy revelador en cuanto a mi confianza con respecto a las técnicas y su aplicación.
Llamaron por un niño que tenía mucho dolor en la cadera, y a veces le aumentaba tanto que no le permitía andar y se tenia que quedar en la cama por más de dos días hasta que se recuperaba, les invite a realizar, una entrevista personal y accedieron, mi sorpresa fue al recibirlos que el niño tenia 4 años y aun iba a la guardería.
En esos momentos por un instante me vi incapaz de ayudarle y desconfíe de su capacidad de aprendizaje y mi pensamiento se volvió totalmente negativo a realizar ningún trabajo con el niño, había prejuzgado que no funcionaría y además culpando al niño, por ser niño.
Explique a los padres la dificultad de realizar un proceso con un niño, los procesos se basan en la confianza mutua que se establece entre terapeuta y cliente y que por ser tan pequeño el niño, tenía mis dudas de si podría establecer ese vínculo de confianza con un niño de 4 años recién conocido. Los padres insistieron y mostraron una confianza en mi que yo no tenía, seguramente creada por las personas que me recomendaron.
Acepte realizar una primera sesión para comprobar lo que yo creía que sucedería, que el niño no iba a entender lo necesario y mucho menos confiar en mi. Sucedió todo lo contrario, el niño comprendió a la perfección la técnica de relajación, la técnica de gestión de las emociones y la técnica de liberación. Emplace a los padres para una nueva sesión.
Segunda sesión, el niño vino para mi sorpresa muy contento, me comento que le había dolido menos la cadera y que cuando le dolía practicaba las técnicas que le enseñe y el dolor aflojaba. Era todo una sorpresa muy grande para mi que había dudado del niño y el niño lo estaba haciendo mejor que muchos adultos.
Iniciamos las prácticas, los niños de su edad tienen dos realidades principales, la relación con sus padres y familiares, y las relaciones escolares.
Trabajamos las relaciones familiares y afloraron cosas relevantes pero no tenían relación directa con el dolor.
Tercera Sesión, recuerdo que salí a recibirlos y me sorprendió que el padre llevará al niño en brazos, me comentó que le dolía mucho la cadera y no podía caminar, incluso le propusieron aplazar la sesión para otro día y el niño se negó rotundamente y quiso acudir a su sesión.
Comenzamos la sesión con técnicas de relajación y percibió cierto alivio del dolor y comenzamos a indagar sobre las relaciones escolares, recuerdo que al comentarle cómo se llevaba con otros niños se puso muy nervioso, de pronto empezó a llorar y comentó sin dejar de llorar, que había otro niño que le quitaba los juguetes y siempre le hacía la puñeta. Un día no aguantó más y le pegó al otro niño, la profesora le castigó a él por pegar al otro niño y desde ese momento los abusos del otro niño aumentaron.
Describió los hechos entre llanto y rabia acumulada, gestionando las emociones hasta que se calmó, y le comente que esto deberíamos comentarlo con sus padres y si le parecía bien que entraran para hablar con ellos, el niño accedió y llame a sus padres y le invite a relatar lo mismo que me había explicado antes, el niño lo explico y solo al terminar le saltaron las lágrimas.
Los padres al escuchar el relato con cara de asombro calmaron al niño y le dijeron que buscarían soluciones, hablarían con la profesora y con los padres del otro niño.
Al levantarse se llevó la mano a la cadera y comento casi no duele, puedo caminar.
Cuarta sesión, de nuevo salí a recibirles y me llamó la atención que el niño venía cogido de la mano del padre dando pequeños saltos, supuse que de alegría. El padre me comentó que hablaron con la profesora y que esta se disculpó con el niño, los padres del otro niño también pusieron de su parte y el tema quedó solucionado, comentó que los cambios eran notorios y que volvía a ir contento a la escuela, y que le veía contento, apenas se había quejado del dolor en la cadera. trabajamos la liberación de los contenidos almacenados de ira, odio, rabia, venganza.
Quinta sesión, el dolor había remitido en su totalidad, repasamos las técnicas y su uso para que las recordara bien, comprobamos que no quedara nada escondido por trabajar y cerramos el proceso.
Espero que con estos relatos comprendas mejor el proceso de liberación del dolor sin causa aparente al que todos estamos expuestos y el modo de gestionarlo.

José Manuel Berenguer
Coach, formador y mentor transpersonal. Director de Alineación Consciente Coaching.
manel@alineacionconsciente.es / Tel: +34 690 295 298
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